Lejos de ser un asesino

Al principio de este trepidante thriller, Londres amanece con el cielo encapotado y un cadáver.

El asesino sostenía un cigarro que se consumía lentamente bajo la profunda oscuridad de un aparcamiento abandonado, donde la única luz provenía de la ceniza que ardía entre sus dedos ensangrentados. De pie junto a su víctima, parecía no mostrar remordimiento alguno, observando su obra desde una posición de poder. La sangre, que dibujó un río rojo sobre el agrietado hormigón, penetrando entre sus acentuados surcos, aún seguía caliente, al igual que el cuerpo sin vida que yacía frente al asesino. Apuró hasta la última calada de aquel cigarro que se apagaba con lentitud, deleitándose con cada bocanada de nicotina que impregnaba sus pulmones de satisfacción y orgullo. Cuando la ceniza dejó de arder, la oscuridad regresó; entonces abandonó con paso lento y conciencia serena aquel desierto de hormigón.

Las primeras palabras de esta novela llevan al detective Harry Scott a abrir una investigació